«Me retiré joven por Grondona» -Rubén Pascualino

Ref-1Ex árbitro internacional de Argentina, Rubén Pascualino.  Arbitró en la década del ’90 del fútbol argentino, pero se enfrentó al poder y tuvo que cortar su carrera en forma prematura.  A continuación podrán entender algo que el que nunca estuvo en la cancha puede entender: las decisiones arbitrales.  ¿Sufren por un partido malo?  ¿Realmente existen las presiones desde la AFA?  Y con el Sr. Pascualino en cancha, Diego Armando Maradona marcó su último gol como jugador de Boca…

 

La Pelota en La Cabeza:  ¿Cómo comenzó con el arbitraje?

Rubén Pascualino:  Comienzo en 1981, ya bastante lejano en el tiempo…  uno no quiere hacer cuentas del tiempo.  Comencé porque me gustaba el fútbol, jugador frustrado, mi padre fue dirigente de un club en Argentina y a mi me agradaba el fútbol.  Me había anotado previamente en la carrera de medicina, pero no quise seguirlo.  Pasé por la puerta de AFA y ahí comenzó toda la historia…  como futbolista no podía ser, me anoté como árbitro.  Y ahí comencé a los 20 años.

LPLC:  ¿Se acuerda cual fue su primer partido?

Pascualino:  Mi primer partido fue en una práctica, porque estaba estudiando todavía.  Me acuerdo cuando me vestí de negro, que antes era todo de negro, lo hice en un campeonato amateur.  En realidad solamente te enseñaban a través de libros, nada de videos ni nada, con un pizarrón.  No había absolutamente nada.  Era todo teórico y estudiábamos con un libro.  Imaginate cuando salía a la cancha, ¡no sabía por dónde correr!  Era todo teoría, pero así nos fuimos haciendo.  Cuando empecé tenía 20 años, pero tenías que tener 21 y tuve que hablar con el Gerente de la AFA para permitirme empezar.  Analizo ahora y no entiendo cómo pude haber sido árbitro, porque era introvertido, tímido, de bajo perfil.  Y a veces estando en cancha de Boca, cancha de River, llegar a árbitro internacional ya es otra cosa.  Yo siempre digo que encima el árbitro cuando sanciona algo, ¡todos los ojos están en el árbitro!  Entonces nunca entendí cómo llegué a ser árbitro (risas).  Pero bueno, a lo que iba es que la primera clase me llama el Profesor Humberto Dellacasa Padre, uno que en ese momento era un Castrilli, cobraba tres o cuatro penales en un partido, te expulsaba cuatro jugadores, era de ese estilo.  Lo tenía como un referente y me llamó para reunirnos con todos los otros árbitros que empezaban.  A cada uno le preguntaba «por qué quería ser era arbitro?» y muchos decían «por el dinero», «porque soy un jugador frustrado», «porque me gusta el arbitraje» y yo fui el único que, pese a la timidez, le dije «quiero ser árbitro internacional».   Todo el Mundo se me murió de la risa y yo casi me muero.  El Profesor me miró y se sonrió.  De ese curso, fui el unico que llegó a ser árbitro internacional.  Es una anécdota que le cuento a mis alumnos (nota: Pascualino tiene una escuela de arbitraje) que uno necesita proyectarse en el futuro a lo que quiere llegar.  Fue un hecho anecdótico, porque realmente no se como lo pude decir, siendo introvertido y habrán pensado «este se tomó algo antes de venir» (risas)

LPLC:  ¿Y el primer partido oficial cuál fue?

RP:  Lo hice en 1983, después de recibirme.  El primer partido fue de divisiones inferiores, en cancha de Deportivo Merlo.  Nosotros teníamos que llegar una hora antes, ¡pero yo llegue tres o cuatro horas antes!  Era el temor de no llegar a tiempo y los nervios.  Cuando llego estaba el canchero que vivía ahí y me pregunta que qué hacía ahí.  Le digo «yo soy el árbitro» y me dice «pero faltan tres horas, ¿¡qué hacés acá!?» y terminé tomando mate con el canchero (risas)

LPLC:  ¿Cómo fue mejorando como árbitro sin video?

RP:  Nosotros tuvimos un seguimiento.  Antes los árbitros de Primera División iban viéndonos y nos daban un informe.  Siempre uno tenía que tener una característica que los identifique, porque el arbitraje es una pirámide, donde empiezan muchos y llega uno.  Hay que destacarse en algo o tener una actitud de hacer las cosas como corresponden, de estudiar el reglamento.  Tuve la suerte que árbitros de categorías superiores me fueron siguiendo.  Una de las virtudes que me hacía diferente a los demás era que era flaquito y corría, ¡ahora no corro ni el colectivo!  (risas)  Entonces a todos les entraba con la vista por como corría y eso me sirvió para que me tuvieran en cuenta y después fue con el apoyo de los profesores.  Primero fui árbitro de inferiores y juez de línea, lo que hoy es árbitro asistente en categorías del ascenso, despues ya como árbitro de Primera D, C, B, Nacional B y finalmente Primera, que me llevó su tiempo.  Yo lo hice en ocho años y llegué a ser internacional.  Me retiro muy joven porque tuve una discusión con el Presidente de la AFA en aquel momento, Julio Grondona y quedé afuera de todo.

LPLC:  ¿Cuál fue la discusión?

RP:  La discusión fue porque existen los Sindicatos y yo estaba con la Asociación de Árbitros, como Secretario adjunto.  El Secretario General era Jorge Ferro, que ahora está en Miami y en su momento estábamos bajo relación de dependencia.  En su momento llegan a un acuerdo Sadra (nota: el Sindicato de Árbitros Argentinos) con Grondona de quitarnos ese derecho y nos pusieron con contratos de dos años.  De esa manera perdimos derechos laborales, como vacaciones, aguinaldos y tenían que renovarnos cada dos años.  Los contratos estaban a disposición del Comité Ejecutivo de la AFA, que estaba a cargo de los dirigentes de los clubes.  Entonces los árbitros dependían de que si se cobraba bien o mal un penal.  Imaginate la presión cuando te estaba viendo un dirigente que tomaba la decisión de que si seguías o no y por el otro lado nos sacaban el derecho como trabajador.  Tuve que luchar contra la AFA y después de tanta lucha, gracias a Dios y cinco años fuera del arbitraje y como exiliado porque no me dejaban entrar a ningún Estadio, la Corte Suprema me da la razón y creó el precedente de que los árbitros deben estar bajo relación de dependencia.  Hoy en día, gracias a esa lucha, los arbitros están bajo relación de dependencia.  Para mí, en el fondo, es una alegría, pero perdí muchos años como árbitro.

Ruben Pascualino

Después de eso, estuve varios años enfermo.  Cuando uno hace algo que ama tiene que poner lo mejor de sí.  En mi juventud no me permitía ir a bailar ni dormir tarde y gracias a eso llegué a ser internacional.  Hoy tengo alumnos y les recalco estas cosas, porque sin sacrificio no se llega a nada.  Si uno quiere «ser un mediocre y jugar partiditos con mis amigos los fines de semana» es tema de Ellos.   Imaginate no poder ingresar a la cancha y hoy soy instructor y me doy el lujo de enseñar.  A pesar de que la pasé mal por una causa justa.

LPLC:  ¿Que fue lo que le había ocurrido con su salud?

RP:  Tuve un ACV, medio cuerpo paralizado pero gracias a Dios no me quedó ninguna secuela.  Después me agarraron ataques de pánico y depresión.  Me costó mucho salir de eso.  Imaginate que no podía ingresar a la cancha, así que imaginate el poder que tenía Julio Grondona.  Era como que yo era el mal porque peleaba algo donde Él había modificado todo un sistema.  Al final, antes de fallecer, volvió a hacer que los árbitros quedasen bajo relación de dependencia, porque cuando se retiraban los árbitros le hacían juicio y le ganaban.  ¡En el fondo fue un triunfo y a Grondona!

LPLC:  Y estando en Primera, con esos comentarios de «el arbitro es un corrupto», ¿alguna vez cobró mal un penal porque lo observaba un dirigente y tenía que darle «el visto bueno»?

RP:  Eh…  realmente no.  Esa fue otra de las causas por la que me echan.  A mí me sucedieron dos casos donde me presionaron.  En 1997, siendo árbitro internacional, en un Boca- Newell’s en cancha de Boca.  En Boca jugaba Diego Maradona.  Esa semana había tenido un problema de dóping y la jueza hace un hábeas corpus y le permite jugar ese partido.  Ese partido fue el 14 de Septiembre de 1997, no me lo olvido más por varios hechos.  Fue un Domingo y el Viernes me llama el Presidente del Colegio de Árbitros: «mire, Usted va a dirigir el Domingo a Maradona y me pidió el Presidente de la AFA (nota: Grondona) que hable con Usted de que BAJO NINGÚN PUNTO DE VISTA puede expulsar a Maradona».  Yo le digo «mire, si lo tengo que echar, lo echo» y me dice «mire que el Presidente de la AFA me dijo ‘ni aunque lo agarre del cuello lo tiene que echar'», «entonces dígale al Presidente de la AFA que si lo tengo que echar, lo voy a echar».  No se dió, no lo eché, pero imaginate esa respuesta es de alguien que no le sirve al sistema.   Me acuerdo de esa fecha del 14 de Septiembre de 1997 porque el Sabado fallece mi abuela.  El partido no lo iba a jugar porque (se emociona) el Domingo iban a sepultarla… pero con la presión de la llamada del Viernes quedaba como que me acordaba y por pedido de mi abuelo y mi padre fui a arbitrarlo.  O sea que ese partido lo hice con mi abuela sepultándola y en la cancha con la presión de la AFA.  Por cierto, cuando doy el primer pitazo es como una forma de decir «el espectáculo debe continuar».  No pasó nada con Maradona, es más, lo dirigí más de un partido y no tuve ningún problema.  Y después de ese partido me regala la camiseta y Julio Zamora, que jugaba en Newell’s, también me regaló la suya.  Esa es una.  Otra: fue un San Lorenzo- Independiente, River primero e Independiente a tres puntos.  En Independiente jugaba el paraguayo Acuña y era su último partido porque había sido vendido a España.  Se hace expulsar, hago el informe y con ese informe tenían que darle dos fechas de suspensión.  Si quedaba así, tenía que cumplir una fecha de suspensión en España.  Entonces me llama el Presidente del Tribunal de Disciplina y me dice «mire Pascualino, hay un problema con el jugador que expulsó el Domingo porque se va a España y tenemos que dar el fallo.  Con el informe que Usted hizo son dos o tres fechas de suspensión», entonces le pregunto «¿Usted que me esta diciendo?», «le estoy diciendo si puede alivianar un poco», «no, ese es el informe y no voy a modificar nada», «se lo pide el Presidente de la AFA», «entonces hagamos una cosa: Usted deme una hoja en blanco, se la firmo y llenen ustedes lo que quieran poner».  Esas cosas influyeron para que yo deje de ser árbitro.

Nota:  el partido que nos comentó el Sr. Pascualino coincidió con el último gol de Maradona con la camiseta de Boca Juniors.

 

LPLC:  ¿Qué había hecho Acuña?

RP:  Había pegado un patadón de atrás por juego brusco grave, una patada alevosa.  Se quería hacer expulsar para irse a Sevilla.  Los hinchas de Independiente me echaron la culpa a mí porque iban segundos y era en cancha de San Lorenzo.  Hinchas de Independiente vinieron a mi casa, me rompieron un auto, vinieron a buscarme a casa…  los gajes del oficio.  Pero bueno, son cosas que pasaron pero por eso te digo que nunca me sentí presionado.  Por eso te digo que si quería podría haber dicho «bueno, es lo mismo, le pongo otra cosa».  No era por una cuestión personal, hice el partido, lo expulsé, hice el informe como correspondía.  Si era otro, le hubiese dicho «si, quedate tranquilo que lo cambio», pero siempre me maneje así, con dignidad, aunque la dignidad en ciertos lugares no sirve.

LPLC:  ¿Qué jugador recuerda ser el más conflictivo para arbitrar?

RP:  Los jugadores, cada uno tiene su personalidad.  Uno que tuve que era difícil era Guillermo Barros Schelotto, porque dentro de la cancha se transformaba pero afuera era un pan de Dios.  Suceden esas cosas…  cuando yo dirigía estaban Chilavert, Ruggeri, Maradona, Caniggia, Francescoli, Palermo, jugadores pesados.  Son épocas.  Hay jugadores que hay que encontrarles la vuelta, algunos eran rebeldes y complicados.

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Barros Schelotto era «muy difícil»

LPLC:  Y con la prensa, abría el diario el Lunes a la mañana y convengamos que muchos que trabajan en periodismo no saben de arbitraje y después era leer «Pascualino tuvo un partido muy malo», ¿cómo lo tomaba cuando lo leía?

RP:  Es verdad, hay muy pocos de la prensa que saben de arbitraje.  Hoy en día, se tiene muchísima información.  Quien quiera aprender e interiorizarse, entonces hay conceptos que nada que ver y te da mucha bronca.  Me daba mucha bronca llegar a mi casa el Domingo y ver la jugada por televisión y ver que fallé, porque uno es un ser humano, porque uno en la cancha ve una cosa pero por televisión es otra y me quería morir.  Tuve noches donde no podía dormir, porque uno es responsable y tiene bronca porque quiere que le salga todo bien.  Imaginate con la cantidad de infracciones que hay durante el partido, alguna se va a equivocar.  Uno intenta hacer un arbitraje lo mejor posible.

LPLC:  ¿Recuerda algún partido donde no pudo dormir esa noche por un error arbitral suyo?

RP:  Gimnasia vs River.  Sancioné un penal para River al «Burrito» Ortega, donde sale el arquero abajo y Ortega hace la jugada característica de trabar su pie con el pasto antes de la mano del arquero.  Yo viniendo corriendo de atrás observo que la mano del arquero le traba el pie. Y sanciono penal. Al verlo a la noche por tv veo que ni lo toca, el Árbitro asistente se mandó a su posición (nota: cuando hay penal, el Asistente corre hasta la línea de fondo para indicarle al árbitro que hay penal) y no nos dimos cuenta. Realmente esas son las cosas que a uno le duele mucho y se siente injusto. Pero uno es un ser humano y ya nada podía hacer desde mi casa. Esa noche no dormí…

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¿Cuántos árbitros habrán tenido insomnio por culpa de Ortega?

LPLC:  ¿Y ahora qué diferencias hay con lo que era arbitrar en su época?

RP:  Hoy el árbitro no es el mismo que hace 18 años porque hoy tienen más herramientas para ayudarlos, entonces el árbitro hoy tiene que estar muy fuerte, porque no sea cosa que se equivoque y por ese error, enmiende eso con otro error o se vaya mentalmente del partido.  Antes era un reglamento, hoy hay videos.  Antes tu Profesor te decía «el árbitro tenía que ir sin preconceptos, sin saber a quien iba a dirigir, ni tampoco interesarle quien jugaba, en cambio ahora tienen que saber como son los jugadores, técnicamente cómo son, como juegan tácticamente.  En un Mundial, los instructores les pasan videos de los equipos para que vean cómo juegan y te van dando la táctica de como ubicarte.  Por ejemplo, en Argentina hacen las designaciones los Lunes y ya sabés a quien vas a dirigir.  Ese árbitro tiene que observar el partido que jugaron la fecha anterior, que jugadores tienen y como jugaron.  Hoy se vive así y saber qué temperamento tiene el jugador, si es uno que protesta mucho, si es pegador, si es uno que le pega al rival para atemorizar, todas esas cosas debe saberlo el árbitro y advertir.  Otra cosa es como patean los tiros libres, si son equipos que se agarran mucho y saber cómo ubicarse, equipos que marcan en zona u hombre a hombre.  Me vas a decir que estoy loco… (risas)

LPLC:  Es que es verdad, uno tiene que saber esas cosas para anticiparse a lo que va a pasar en la jugada.

RP:  Claro, hoy el árbitro tiene que preveer antes de que las cosas sucedan.  Hoy el árbitro tiene que tener una estrategia para ir a dirigir el partido.  Antes no existía todo eso, ibas a la cancha y era a lo que salga.  Si yo sabía que Ruggeri era un jugador que protestaba, yo no tenía que tener un preconcepto.  Con Ruggeri tengo una anécdota:

Ruggeri jugaba en San Lorenzo y mi padre iba a muchos de mis partidos sin que yo sepa.  Sanciono una falta y la comete un compañero del equipo de Ruggeri y viene Él y me levanta los brazos y me dice «Pascualino, el jugador mío es un pelotudo, disculpe el insulto.  Mire el tiro libre que le dio al rival» y le digo «mire Ruggeri se lo agradezco, nada más bájeme los brazos por favor» (risas).  Cuando llego a casa, mi papá era mi papá y me dice «pero como te vas a dejar prepotear por Ruggeri de esa manera?» y le digo «¿cómo lo voy a amonestar si no me dijo nada?» pero para el espectador quedó como que Ruggeri me vino a protestar y que yo no había tomado ninguna sanción disciplinaria.

 

RP:  Claro, hoy el árbitro tiene que preveer antes de que las cosas sucedan.  Hoy el árbitro tiene que tener una estrategia para ir a dirigir el partido.  Antes no existía todo eso, ibas a la cancha y era a lo que salga.  Si yo sabía que Ruggeri era un jugador que protestaba, yo no tenía que tener un preconcepto.  Con Ruggeri tengo una anécdota:

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El humor que no sabíamos de Ruggeri adentro de la cancha…

Ruggeri jugaba en San Lorenzo y mi padre iba a muchos de mis partidos sin que yo sepa.  Sanciono una falta y la comete un compañero del equipo de Ruggeri y viene Él y me levanta los brazos y me dice «Pascualino, el jugador mío es un pelotudo, disculpe el insulto.  Mire el tiro libre que le dio al rival» y le digo «mire Ruggeri se lo agradezco, nada más bájeme los brazos por favor» (risas).  Cuando llego a casa, mi papá era mi papá y me dice «pero como te vas a dejar prepotear por Ruggeri de esa manera?» y le digo «¿cómo lo voy a amonestar si no me dijo nada?» pero para el espectador quedó como que Ruggeri me vino a protestar y que yo no había tomado ninguna sanción disciplinaria.

 

 

LPLC:  La última para hacerle.  Habiendo sido árbitro FIFA, ¿hubiese preferido ver a Argentina como Campeon del Mundo o arbitrar una Final del Mundial?

RP:  (piensa)  Esa es difícil.  Uno como argentino siempre quiere que Argentina salga Campeón del Mundo.  Arbitrar una Final son circunstancias de la vida, pero uno como argentino siempre quiere que este en lo alto.  Para un árbitro para llegar a un Mundial ya es lo máximo, pero si toca la Final, bienvenido sea.

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