Empate con sabor agridulce

En un partido áspero y con muchas fricciones, más la permisividad y HORRIBLE labor arbitral del jamaiquino Raymond Bogle, Estados Unidos y México empataron 1-1 en el debut del alemán Jürgen Klinsmann como Director Técnico estadounidense.

Era un partido clave para ver si la inclusión del alemán en el banco de suplentes del local (el partido se jugó en Philadelphia) tendría un impacto positivo, después de aquella final perdida, hace unas semanas, en la Copa Oro ante este mismo rival, que presentaba prácticamente el mismo equipo.

A las claras, se vio un cambio esquemático en Estados Unidos, donde Michael Bradley se paró más adelantado y jugaba de nexo entre el mediocampo y el ataque, con Landon Donovan más participativo que en el ciclo anterior. Igualmente le cedieron la pelota y el protagonismo a México. Los primeros minutos se jugó en forma acelerada, con el equipo visitante dominando las acciones y el local esperano para salir rápido de contra con la velocidad de Donovan y de Buddle. Por eso, a los tres minutos, ya había avisado Salcido con un tiro desviado tras una jugada preparada y,  a  los seis minutos, un centro desde la derecha del ataque estadounidense por medio de Donovan, que no pudo conectar Buddle ni tampoco soplarla Jones. Luego de eso, el partido siguió siendo de México.

A los 16 minutos se abrió el marcador: córner desde la izquierda de la defensa estadounidense, Guardado la toca corto para Sinha, quien se la devuelve al jugador que milita en el fútbol español y éste manda un tiro- centro al corazón del área y Oribe Peralta se anticipa a su marcador, Michael Bradley, con una volea cruzada al palo derecho de un descolocado Tim Howard. 1-0 y justicia.

A partir de este momento, parecía que México, en cualquier momento, lograría el 2-0, pero fallaba en los metros finales, mientras que Estados Unidos estaba sin reacción. El primer tiempo se fue sin mucho más, aunque se notaban ciertas acciones de permisividad de parte del árbitro jamaiquino, donde empezaban los roces algo fuertes.

Empezado el segundo tiempo, como era de esperarse, Estados Unidos salió más decidido a atacar (que es lo que la gente pedía del técnico anterior). El ingreso del colombiano- estadounidense Agudelo le cambió la cara al equipo. La movilidad del colombiano empezó a «entorpecer» a la zaga central mexicana, liderada por el «highlander» Rafa Márquez. A los 25 minutos, se produjo una jugada que cambiaría el estado anímico de los equipos, cuando el delantero antes mencionado fue CLARAMENTE derribado en el área y el árbitro no cobró el penal. Tres minutos después llegaría el empate: un mal despeje del arquero Ochoa, tras un mal pase de su defensa, le sirvió un lateral a Estados Unidos y el pase rápido para la «avivada» de otra grata revelación, el juvenil Brek Shea, quien se quitó a dos rivales de encima y, con un centro rasante, se la sirvió al «niño maravilla» Robbie Rogers (un jugador con un gran futuro) y el 1-1.

A partir del gol, en México «desaparecieron» sus atacantes, como el ingresado Giovanni Dos Santos y los de las «barras y las estrellas» apretaron y casi consiguen la victoria, si no hubiese sido por el arquero (quien recientemente pasó al París Saint Germain), Ochoa, quien tapó pelotas claves.

El balance deja, por el lado de México, al «Chepo» de La Torre como invicto a cargo de la selección mayor tras doce partidos y, por el lado de Estados Unidos, a un Jürgen Klinsmann con el crédito abierto porque se vio a un equipo estadounidense más ordenado y decidido a jugar, considerando que asumió hace solamente diez días.

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