Sí, ya me consagré como el que tira todos los pronósticos al revés esta semana. Cuando jugaban Lanús- River Plate con el partido 2-0 para el visitante y 3-0 en el resultado global se me dio por publicar en mi página de Facebook «¿Ya está? ¿River finalista de la Copa Libertadores?» y al rato Lanús metió 4 goles y eliminó a River Plate. Al día siguiente se definió la final, la llamada «Serie Mundial» de baseball entre el local, Los Ángeles Dodgers y Houston Astros. Los Dodgers venían de una sequía desde 1988 sin ganar un campeonato y definían de local a cancha colmada y se me dio por decir que se iban a proclamar campeones por todas estas cosas y terminaron perdiendo. Ahora soy catalogado como «la mala suerte», «el yeta» o como quieran nombrarlo.

En mi defensa puedo decir que al menos me juego por un resultado y no me escondo con el tema de «miren, se equivocó» y los resultados me avalan: en un juego argentino llamado «Prode» que se juega cada fin de semana, hay que acertar si gana el local, empatan o gana el visitante. Sobre 15 partidos, acertaba alrededor del 50% pero me quedó ese mote por errar varios resultados y por lo dicho en la columna anterior, pero sigo siendo «el yeta».
Cargar con este apodo no es nada fácil, hasta temor genera que puedas decir algo y realmente suceda al revés. Pero cuando uno acierta un resultado, es darse una palmada a uno mismo y decir «le acerté» y varias personas te van a decir «claro, porque le erraste a las otras 500 que habías pronosticado».
A veces uno da pronósticos para «quemar» al rival. Antes del Mundial del 2014 insistía en que Brasil iba a salir campeón y ya sabemos lo que pasó. Pero a diferencia de esto, en la primera Copa América que ganó Chile también dije que eran «los máximos favoritos a salir campeones por el plantel y por la condición de ser local» y se dio.
Pero cuando uno es yeta, no hay vuelta que darle… vive con ese estigma para el resto de su vida. Pero lo raro es que muchísimas veces he pensado en resultados que se iban a dar y no las expresé por miedo a justamente «quemar», como cuando Argentina eliminó a Holanda por penales en el Mundial. Algo me nacía de que Argentina iba a ganar esa definición, pero no quise decir nada…

Al fin y al cabo, si uno se hace la fama de acertar resultados es un genio, pero si se da al revés, cosecharás tu siembra…