Sol, Playa y Luces de Neón.
Posters de diseños Vaporwave.
Los Marlins…
El Heat…
El Orange Bowl.
En todo eso pienso cuando pienso en Miami.
Ahora le añado algo más a esa lista: Un Gran Premio de Fórmula 1.
Sí, este fin de semana, la historia de la máxima categoría del deporte a motor, traslada papel y lápiz a la ciudad del “Gateway to The Americas” o “Vice City”. En lo que será el primero de dos Grand Prix que se llevarán a cabo en la Unión Americana. Los puristas del deporte a motor, colocarían el grito en el cielo, después de todo, al igual que en el fútbol asociación, piensan que lo mejor del automovilismo, se encuentra en Europa. Sin embargo, para Liberty Media, quién maneja actualmente el Campeonato Mundial de Fórmula 1… El objetivo es conquistar el mercado estadounidense, para ello han añadido dos GP más al calendario: Miami este año y Las Vegas para el 2023.

Sin embargo, sabemos que el mercado deportivo estadounidense es algo difícil y curioso. Tal como su peculiar sistema métrico.
Estados Unidos no es ajeno a la Fórmula 1, de hecho esta nación cuenta con dos campeones en la historia de la categoría. Ambos en tiempos que algunos lectores considerarían inmemoriales. El primero de ellos fue campeón por circunstancias propias de una época en la que la esperanza de vida de los pilotos eran, cuando mucho, escasas en comparación a otros deportistas.
En el año 1961, Ferrari, bajo el dominio de “Il Commendatore”. Dominó a su antojo el campeonato mundial de Fórmula 1. Para la última fecha, de aquel año, era inminente que el alemán, Wolfgang Von Tripps, se consagrará campeón. El compañero del alemán, era un hombre oriundo de Salinas, California. Su nombre, Phil Hill.

Phil Hill, había ganado dos veces ese año, y hasta la penúltima fecha, el GP de Italia, conservaba el segundo lugar del campeonato. Todo estaba servido para un 1-2 del Cavallino Rampante. Sin embargo, en la carrera disputada en Monza, Von Tripps perdió el control de su máquina al impactar con Jim Clark, y chocó las barreras del circuito, muriendo al instante junto con 15 espectadores. Phil Hill, ganó aquella carrera, y superando en puntos al finado barón alemán, se consagró campeón del año 1966. Como nota aparte, Ferrari, en duelo por la muerte de Von Tripps, decidió no viajar a Estados Unidos para la final del campeonato mundial. De modo que Phil Hill no pudo disputar el GP en el mítico Watkins Glen, en Nueva York, para cerrar su campeonato en su país.
El segundo de los campeones estadounidenses, fue un hombre cuyo apellido es sinónimo del deporte a motor en la unión americana… Mario Andretti. En 1978 con Lotus, Andretti ganó 6 carreras, incluyendo la que sería la última victoria para un piloto estadounidense en Fórmula 1 (el GP de los Países Bajos). Y nuevamente, como en el 61, la celebración quedó en segundo plano por la muerte del compañero de equipo del campeón. En este caso, la del sueco Ronnie Peterson, quién perdió trágicamente la vida en el GP de Italia. Por cierto, ese año 4 pilotos de los Estados Unidos participaron en el campeonato mundial: Brett Lunger, Bobby Rahal, Danny Ongais y el propio Andretti.
Luego del 78, Andretti participó esporádicamente en la máxima categoría. Y a la participación de estadounidenses, se le sumó la de Eddie Cheever, que se mantuvo por más o menos una década, sin resultados muy exitosos.
En 1993, el flamante campeón británico, Nigel Mansell “cruzó el charco” para probar suerte en la Fórmula CART, luego de haber ganado el campeonato mundial en 1992 con Williams. Pero en el verano de 1992, la escudería rival de Williams en aquella época, McLaren, decidió probar suerte con otro estadounidense para que fuera el compañero del mítico Ayrton Senna, cuyo futuro era incierto para el año siguiente. El elegido estaba llamado para grandes cosas, pues su nombre, también tenía el apellido Andretti.
Michael Andretti, llegó a McLaren en 1993 entre escepticismo y expectativa. Para entonces, ya existía la opinión de que los pilotos europeos eran distintos y tenían más nivel que sus colegas norteamericanos. Aunado a lo anterior, Andretti no se mudó al viejo continente, de modo que el trabajo con el equipo se limitaba únicamente a los fines de semana de Grand Prix, los cuales dejaban poco tiempo al norteamericano para adaptarse, pues ese año cambiaron las reglas respecto a las prácticas libres. Además, McLaren se preparaba para ofrecer a Senna un contrato de 1 millón de dólares por carrera, y los británicos, para evitar un derroche de dinero, pensaban que era mejor traer a un piloto novel, joven con mucha ambición al cual pudiera págarsele menos. La falta de entrenamiento por los viajes y entendimiento con el equipo creó una atmósfera que, con los resultados negativos (seis retiros en doce carreras), se hizo aún más pesada entre Michael Andretti y Ron Dennis, y para el GP de Italia, se hablaba de que sería la última carrera del estadounidense con McLaren y así fue, para la siguiente carrera fue reemplazado por Mika Hakkinen. A pesar de todo, Michael, en Monza conquistó un tercer lugar el cual sería el último podio para un estadounidense en la máxima categoría.
Despues de Andretti, “el circo”, no volvió a tener otro piloto estadounidense hasta la llegada de Scott Speed, en el 2006. Speed, tuvo temporada y media para el olvido. Y fue reemplazado en Toro Rosso por un tal Sebastian Vettel.
El último eslabón en esta lista fue Alexander Rossi, quien durante mucho tiempo fue el único estadounidense en tener la Super Licencia de la FIA (necesaria para correr en F1), y después de ser piloto de pruebas. Debutó con Manor, para cinco de las últimas siete carreras de la temporada 2015.
Desde la llegada del GP de EEUU en el Circuit of The Americas, la unión americana siempre ha tenido un espacio en el campeonato mundial. Sin embargo, Estados Unidos siempre ha sido una plaza difícil para el campeonato mundial. Un problema recurrente ha sido la falta de una pista fija para la celebración del GP. Long Beach, Watkins Glen, Detroit y Phoenix han sido todas parte de la lista. Con carreras para el olvido, como el GP de Las Vegas en los 80 o el escándalo de Indianápolis en el 2005.
Quizás el gran problema que afronta Liberty Media, es que Estados Unidos tiene sus propias categorías. NASCAR, Indy Car e IMSA han sido 3 categorías competitivas y económicamente estables en la última década y media. Si a eso le sumamos que nunca hubo, antes del 2017, un esfuerzo serio por vender un producto de calidad en el mercado deportivo estadounidense, es lógico que el desafío de la Fórmula 1 por conquistar uno de los mercados más importantes del mundo sea, cuando menos, enorme.
Mi opinión, es que realmente no importa el número de carreras que se celebren en EEUU. Si son circuitos urbanos o no. Lo que hace falta son pilotos, pues estos son los que en principio atraen a los patrocinadores. El tener un equipo como Haas de poco sirve a las aspiraciones si no hay pilotos que representen a la bandera de EEUU. Me parece, que cuando lleguen los Logan Sargeant, los Juan Manuel Correa, los Kaylen Frederick… Es ahí, no antes, que la Fórmula 1 por fin conquistará EEUU, a pesar de que se anunció que habrá lleno total para este fin de semana.
Mientras, los amantes del deporte a motor podremos disfrutar de un GP emocionante como Miami. La pista luce bastante interesante a nivel técnico con una recta posterior donde la velocidad será trepidante. Además el campeonato está empezando y la lucha entre Max Verstappen (Red Bull) y Charles LeClerc (Ferrari), promete y mucho.